El principal objetivo es buscar nuevas sinergias internas, atraer y aprovechar el talento, aumentar la productividad y un largo bagaje de beneficios que impulsado por una tecnología logra habilitar nuevos escenarios y mejores competencias profesionales.
Las organizaciones deben de adoptar el conjunto de prácticas que mejor se adapten a las características del mercado y de la creciente globalización que llega hasta cierto punto a establecer formas, normas y estructuras funcionales en el desempeño.
La naturaleza de los trabajos está cambiando como consecuencia de la creciente adopción de tecnologías cognitivas, el COVID-19 y otras posibles adopciones circunstanciales vinieron a imponer el teletrabajo y de la digitalización de procesos.
Sumado a esto vemos como la automatización, la robótica y los sistemas de inteligencia artificial están transformando la fuerza laboral. A su vez, las organizaciones para seguir el modelo "lean" están rediseñando los puestos de trabajo para tomar ventaja de la implementación de estas tecnologías y al mismo tiempo optimizar recursos y supresión de algunos puestos en planilla.
Mientras algunos dramatizan las consecuencias negativas que estás tecnologías tendrán, por ejemplo la disminución de personal, está comprobado en términos prácticos que la utilización estas herramientas no solo ayudará a crear nuevos puestos de trabajo mejor especializados, sino que además incrementará la productividad. Se debe pensar en los trabajos como un conjunto de tareas que, si pueden ser automatizadas, ayudarán a concentrar los esfuerzos humanos en la experiencia del cliente, la experiencia del empleado y en la propuesta de valor de la organización a la sociedad.
Al fin y al cabo las organizaciones deben de mantenerse no solamente a flote sino robustecerse en su nicho de mercado siendo mas eficientes, mejor comparadas con las demás empresas de su competencia, sino que también rentables para incursionar en otras aristas de un mundo tan cambiante como el que ha nacido en estos últimos tres años.
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